Déjame dormir, fracaso asesino
déjame soñar, por un momentito
que lo rescaté de aquel laberinto.
Llévame, si no, donde está el destino
de los que nacimos
ya habiendo perdido.
Déjame dormir.
No ves cómo voy, como un perro herido,
esperando solo el último disparo, en el suelo tendido.
No ves cómo estoy, casi sin sentido,
sin poder mandarle, por mucho que quiera,
el último ladrido,
sin poder pedirle a mi ama auxilio.
Por eso viví junto a un precipicio,
para si el dolor tuviera que llegar
fuera un visto y no visto,
por si hay que saltar,
por si pierdo el juicio,
al fondo del mar,
el peor destino.
Me trae su recuerdo el sabor a sal.
El eterno eco de sus caracolas retumba en mi oído.
Si algún día vais por mi precipicio,
dad un paso atrás porque aún pueden quedar
perros resentidos
que se vieron solos sin saber por qué en medio del camino.
Déjame dormir, fracaso asesino.
Déjame dormir, hoy que me he rendido.
déjame soñar, por un momentito
que lo rescaté de aquel laberinto.
Llévame, si no, donde está el destino
de los que nacimos
ya habiendo perdido.
Déjame dormir.
No ves cómo voy, como un perro herido,
esperando solo el último disparo, en el suelo tendido.
No ves cómo estoy, casi sin sentido,
sin poder mandarle, por mucho que quiera,
el último ladrido,
sin poder pedirle a mi ama auxilio.
Por eso viví junto a un precipicio,
para si el dolor tuviera que llegar
fuera un visto y no visto,
por si hay que saltar,
por si pierdo el juicio,
al fondo del mar,
el peor destino.
Me trae su recuerdo el sabor a sal.
El eterno eco de sus caracolas retumba en mi oído.
Si algún día vais por mi precipicio,
dad un paso atrás porque aún pueden quedar
perros resentidos
que se vieron solos sin saber por qué en medio del camino.
Déjame dormir, fracaso asesino.
Déjame dormir, hoy que me he rendido.