lunes, 22 de febrero de 2010

El secreto del calígrafo


Este fin de semana he vuelto a deleitarme con la escritura de Rafik Schami. Hace tiempo os hablé de El lado oscuro del amor. El secreto del calígrafo vuelve a estar ambientado en la Damasco de los años 50. Otra vez una historia de amor prohibida entre una musulmana y un cristiano, otra vez aromas, sabores, olores.....y escritura. Hamid Farsi es un calígrafo afamado que mantiene una lucha por reformar la lengua árabe (cuyo alfabeto se ha mantenido inalterable durante mil años). Se entiende una metáfora de la necesidad de ciertas reformas a la vez en ciertos aspectos de su modo de vida: Rafik aboga por una separación imprescindible de la religión y el Estado y cómo no, del trato a las mujeres. «Sigo teniendo la esperanza de que las mujeres nos salven», dice el escritor que asegura tener en mente a sus lectores árabes cuando habla del trato a las mujeres en estos países como uno de los grandes problemas de sus sociedades: «El mundo árabe rechaza a menudo al 50% de su población. Nos faltan esos maravillosos seres pensantes que son las mujeres y con medio cuerpo no se puede subir una escalera, en este caso la escalera de la civilización».
Pero ante todo, el autor nos muestra los aspectos más bellos del mundo árabe, que en estos tiempos que corren no suelen ser ensalzados y que no debemos olvidar: su sensualidad, su pasión, su mundo lleno de diversidad y cultura inagotables....


3 comentarios:

Chousa da Alcandra dijo...

Tés razón. Seguramente non acabamos de encaixar coa debida atención a sensualidade suprema que aporta a cultura árabe, precisamente por esa carencia de liberdade das mulleres.
É unha magnífica reflexión esa de que "con medio corpo non se pode subir ningunha escaleira".

Bicos subindo ou baixando.

A nena do paraugas dijo...

O mundo árabe empeñouse (e está empeñado) en mostrar ao mundo a súa face máis rexeitable, ao mellor porque o occidental cobiza a súa riqueza petrolífera(entre outras cousas), en mans duns poucos, pero o que pasa coas mulleres non ten nome. Esa afirmación que fai da súa esperanza nas mulleres, se fose mellor escoitada, ao mellor podiamos prescindir de asinar en Amnistía internacional.
Gustoume a suxestión que fas. Buscarei o xeito de lelo.
Un saúdo.

Manuel (Cedric) dijo...

De nuevo los avances sociales y éticos se ven frenados por una religión, en este caso la musulmana, que nos impide ver el lado bello de esa cultura, tan cercana a nosotros, ya que por algo estuvieron aquí unos ocho siglos.

Si hacemos un simple cálculo, su movimiento religioso empezó en el año 622 de nuestra era cristiana. Si hoy estamos en 2010, restamos y resulta que ahora están en 1388, es decir, en pleno medievo, un época oscura para los avances técnicos y sociales.

Demos tiempo al tiempo.

Un saludito desde Valencia.